Una vez reposado el encuentro y el resultado, todavía adquieren más importancia los tres puntos logrados en El Alcoraz. Por lo que suponen, por quien los consiguió en gran medida, por quien teníamos delante y por la forma en la que se consiguieron.
Lo primero de todo es agradecer a Liso su hambre, rasmia, rabia y determinación. Cualquier otro jugador que es derribado en la línea de cal se hubiese "hecho un Neymar", esto es, revolcarse bramando cual tocino en lodazal al que se le amputa un jamón de cuajo. Pero el tío se recompuso y no perdió el objetivo de vista, que era la portería contraria. Otra muestra más de que VF no es ese tipo anticanterista que prefiere un jugador talludito y experimentado sobre uno joven y en formación. Pues no, prefiere los buenos jugadores, frescos y con desparpajo. Como cualquier otro entrenador inteligente.
El Huesca propuso lo que viene proponiendo desde que Hidalgo recogió el testigo de Ziganda: un partido físico y trabado, basado en la potencia más que en la calidad. Y le salió bien por un rato. Pero el RZ una vez más jugó mejor con viento en contra y se llevó el partido gracias a algo inaudito: un penalty a favor.
La segunda parte fue un ejercicio de supervivencia y de estrategia que, como bien dice VF, quitó años de vida a quienes estuvieron en Huesca a pie de campo.
En cualquier caso, el Sábado se manifestó una vez más que quizás sólo con canteranos no se pueda ascender, pero que sin ellos este equipo vagaría miserablemente por 1ª RFEF. Aportan el alma que les falta a aquellos que son fichados talón en mano.
